La ceremonia oficial de la batalla del 5 de mayo de este año estuvo restringida para la población, los medios de comunicación locales y diversos representantes de los poderes públicos. Ahí, el presidente Felipe Calderón Hinojosa expresó que el gobierno federal “ha defendido a toda la humanidad de la propagación del virus de la influenza, presente en el país, al actuar con firmeza y prontitud, con la prioridad de proteger a los mexicanos”.
El discurso utilizado por el jefe del Poder Ejecutivo muestra con claridad que el gobierno federal no actúa con neutralidad en el tema de influenza, y que está politizando este asunto, sobre todo ahora que iniciaron las campañas electorales.
Además, emplear expresiones tales como que se está salvando a la humanidad es un acto de demagogia de Calderón y un rasgo de megalomanía del presidente, lo cual genera preocupación, pues es un gobernante obsesionado con combatir el crimen organizado mediante el uso de la violencia y que no ha sabido ofrecer alternativas a los problemas sociales y económicos que enfrenta el grueso de la población.
El mandatario se atrevió a comparar la gesta del 5 de mayo con la respuesta que el gobierno dio a la propagación del virus AH1N1, el cual es un discurso que raya en el ridículo y exhibe a un presidente desesperado por llamar la atención, luego de que su gestión fracasó en frenar los efectos nocivos de la crisis económica mundial, lo cual podría provocar la derrota electoral del PAN.
De ninguna manera se puede hacer una comparación entre la lucha que un grupo de mexicanos dio en el siglo XIX en contra de un ejército invasor, y obligación de los gobiernos federal y estatal de atender un problema de salud pública.
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