El gobierno de México guiado por un modelo capitalista norteamericano, ha apostado por desprenderse de empresas publicas y sindicatos que no lo benefician, porque el gobierno no atenta contra los sindicatos que le sirven como populismo, clientelismo y corporativismo. Dentro de esto es preciso mencionar la terrible injusticia que esta ocurriendo con el SME un sindicato de los pocos que no obligan a sus sindicalizados a estar afiliado a algún partido, un sindicato que rendía informes de transparencia sobre sus actividades y en las asambleas había oportunidad para que cada trabajador discutiera sobre su postura. Pero el gobierno ataca a los sindicatos democráticos y por el contrario no toca a sindicatos que están llenos de vicios burocraticos como puestos vitalicios, jerarquías, como es el caso de la CTM, SNTE y el sindicato de PEMEX.
El estado no esta cumpliedo su papel de rector, pues no ha brindado el apoyo a la clase trabajadora, que tambien son ciudadanos. Si el estado ni las leyes amparan a los sindicatos, en consecuencia las empresas arrasan con los sindicatos que no tienen el respaldo del gobierno ni de las leyes. Según Leonardo Schvarstein (2003) para que realmente exista un cambio entre las organizaciones sindicales hace falta una voluntad política desde el estado, para garantizar el funcionamiento de los procesos democráticos propios de estas organizaciones, voluntad que debe sustentarse en la renuncia explicita a toda forma de clientelismo entre gobernantes y jefes sindicales.
No debemos pensar que los sindicatos son malos, debemos de rescatarlos, empezar por limpiar el carácter paternalista que se asume entre sindicatos charros y estado. Partir de los vicios burocráticos que hay dentro de los sindicatos. 1) Hacer de los sindicatos una organización social,2) eliminar las jerarquías, 3) rendir informes y transparencia de gastos, 4) elegir y proponer democráticamente a los líderes, 5) defender los derechos laborales.
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