El resultado de tales medidas fue que el gobierno acordó la anulación del convenio. Al referirse al problema Rodríguez Alcaine aseguraba que se oponía a la reinstalación porque en SUTERM no aceptaba “tendencias partidistas con intenciones de dividir al sindicato” máxime cuando él y su grupo tenían la aprobación y el consenso de la masa.
Es éste tal vez el punto más alto de la actividad de la Tendencia Democrática y el momento en el cual todas las fuerzas sindicales independientes así como los movimientos políticos democráticos y de izquierda se encuentran girando en torno a ella; a la manifestación en que en ese momento convoco asistieron unas 150 mil personas pertenecientes a 70 organizaciones constituyendo así la marcha más importante no solo de las organizadas por Galván; sino del las efectuadas en el país desde 1968. En el discurso que el líder electricista pronuncio en esa ocasión, volvió a lanzar ataques al sindicalismo oficial y para rescatar a los obreros del manipuleo “charro” y que el “charrísmo” era el medio por el cual se había arrebatado al nacionalismo revolucionario mexicano su base social más firme, el proletario, igual que se había hecho en el campo mediante el caciquismo. Anunciaba el fin de tal situación en razón del agravamiento de las condiciones internas del país y la correlación de fuerzas a nivel internacional que favorecía los cambios revolucionarios. La reanudación del proceso histórico en sentido progresista –agregaba- se tendría que basar en la reconstitución de la base social destruida en los años sesenta. Debe aclarase que todo ese proceso había de darse –según Galván- presentando junto con las fuerzas progresista de los trabajadores y el gobierno, el presidente de la república entre ellos, un frente común “contra el jefe de los fascistas, el generalísimo Fidel Velázquez, idea que debe tenerse presente para aquilatar las posibilidades reales de triunfo que tenia la Tendencia Democrática.
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